Una bacteria en contacto con el cloro del agua muere en 30 segundos y, sin embargo si hay cloro en el agua ¿por qué hay bacterias en las piscinas?
Las bacterias se adhieren a cualquier superficie de la piscina, al fondo, a las paredes, a las tuberías, etc. y generan a su alrededor un gel protector denominado alginato que la aísla del cloro.Una vez protegida por este gel, el cloro ya no puede aniquilarla y la bacteria comienza a reproducirse de forma exponencial, multiplicándose a gran velocidad y produciendo esa capa de color verdoso-amarillenta y escurridiza que se conoce como biofilm.
Sorprendentemente, la mayor superficie de la piscinas con la que las bacterias pueden hacer contacto no es, como podría parecer, las paredes o el fondo del vaso de la piscina sino el medio filtrante que se encuentra dentro del filtro y que, en la mayoría de los casos es todavía arena.
Si tenemos en cuenta que cada tonelada de arena equivale a 3.000 m² y que dentro de un filtro de Ø 2.000mm caben 5.7 toneladas, tendremos que las bacterias tienen una superficie de 17.100m³ a las que adherirse (el equivalente al tamaño de cuatro campos de fútbol en los que las bacterias “campan” a sus anchas)
Si observamos al microscopio la arena del interior de un filtro comprobaremos que sólo tres días después de llenarlo con arena nueva y limpia ya se aprecia claramente en ella el biofilm PS-Pool Equipment.
Este biofilm que observamos no sólo significa que esa arena está ya contaminada sino que provoca el que la arena se vaya apelmazando y formando unos canales preferentes que son atravesados por el agua que filtramos con gran rapidez y facilidad, impidiendo que las partículas de suciedad queden retenidas en el filtro. Y de esta forma las bacterias pasan al agua de la piscina.
Pero, volviendo al cloro, como hemos visto al principio, si echamos una gran cantidad de cloro al agua está claro que las bacterias que no estén protegidas por el gel morirán en cuanto hagan contacto. Sin embargo, intentar resolver el problema del biofilm y de las impurezas disueltas en el agua sólo a base de cloro además de ser ineficaz trae consigo otros problemas añadidos: los ojos rojos en los bañistas, las dificultades respiratorias, la irritación en la piel y el desagradable olor a cloro no son sino los síntomas de algo mucho más grave causado por el exceso de cloro y que es la formación de los tóxicos subproductos de desinfección: cloraminas y trihalometanos, muy volátiles, agresivos y nocivos para la salud.
¿Cuál es entonces la solución? ¿Cómo podemos eliminar las bacterias y la contaminación del agua sin dañar a la salud ni tampoco al medioambiente?
Como las bacterias son microorganismos este es un problema biológico y, puesto es un problema biológico, necesita una respuesta biológica.
Y la solución pasa por dos puntos clave: Eliminar el hábitat en el que las bacterias se puedan depositar y eliminar los nutrientes de los que las bacterias se van a alimentar. Si las bacterias no tienen un sustrato en el que crecer ni alimento para desarrollarse está claro que desaparecerán.
Para eliminar el sustrato necesitamos la mejor filtración, con un medio filtrante que no se contamine y que retenga todas las partículas, hasta las más pequeñas, en el filtro y evite que entren en el vaso de la piscina. Esto lo vamos a conseguir sustituyendo la arena del filtro por un medio activado y bio-resistente como AFM® que retiene y elimina todas las partículas.
El segundo paso es eliminar aquello de los que se nutren a las bacterias y algas y esto son los fosfatos. Los fosfatos llegan a la piscina gracias al viento que arrastra restos de suciedad y también “adheridos” a los bañistas. Si conseguimos que esos fosfatos desaparezcan las algas y bacterias “morirán de hambre” y desaparecerán. Mediante una coagulación y floculación adecuadas conseguimos hacer que las pequeñas partículas se agrupen formando flóculos de mayor tamaño que serán fácilmente retenidos en el filtro y eliminados al desagüe. Este proceso se realizará con éxito si utilizamos el producto APF inyectado en un mezclador estático ZMP.
Por último, recordar que el agua en movimiento tiene menos crecimiento biológico, por ello la filtración debería realizarse las 24 horas. Cuanto más pequeña es la piscina y más alto el aforo de bañistas, mayor es el crecimiento biológico. Y también, que cuanto más caliente es el agua mayor debe de ser la re-circulación ya que crecimiento biológico se duplica cada 5 º C. Como ejemplo, una bacteria después de 10 horas pasan a ser 16 y esa misma bacteria a 30°C después de 10 horas se convierten en 500.000. Con este ejemplo queda claramente constatado el riesgo que existe en las piscinas de agua caliente y los spas y la importancia de un buen tratamiento del agua que impida la proliferación de bacterias.
Conseguir que nuestras piscinas estén limpias y a la vez sean saludables es posible utilizando el sistema adecuado sistema DAISY.